LA LLUVIA DE SANGRE Y LA GLOBALIZACIÓN
Ayer, viendo en la televisión la
predicción del tiempo, escuchaba como una gran masa de aire cargada de polvo
proveniente del desierto del Sahara, se dirigía hacia Europa. Prácticamente
toda España quedaría cubierta por él. Esto, acompañado de la borrasca que nos venía
envolviendo, traería sin duda lluvia de barro. Así lo preveían y así ocurrió.
Al día siguiente, como otras veces, llovió agua enlodada, de color rojizo, que
tras secarse dejó una fina película ocre por todas partes.
Al ver todo empolvado, coches, ventanas,
aceras, plantas... , no pude evitar hacerme la pregunta; ¿Qué distancia ha
viajado este polvo por la atmósfera? Calculé que en torno a dos mil kilómetros.
Una distancia considerable y sin respetar fronteras, políticas migratorias, ni
leyes de ningún tipo. Imaginé el desierto, su naturaleza, sus habitantes, su
cultura... Donald Trump tendría que
construir un muro muy alto para evitar que este polvo entrara en los EE.UU. de
América, así como promover y aplicar una ley muy potente que lo pudiera frenar.
Todo esto, me hizo pensar inmediatamente en la lluvia ácida, en las emisiones
de CO2..., situaciones que de ninguna manera están controladas por
fronteras entre países.
Volvió a confirmárseme que toda la
tierra es una unidad, con todos los seres que en ella habitan, tiene una
respiración única y late al unísono. Lo que ocurre en un lugar, afecta ineludiblemente
a otros; todas/os viajamos con ella, cada vez de una manera más conscientemente
atractiva, gracias a los avances científicos; pero nuestra nave Tierra y la
situación son delicadas. Inmediatamente, me vinieron a la mente los postulados
de Arne Naess, filósofo sueco que
creó el término de ecología profunda,
en cuya Ecosophia, reconoce el
derecho de todo ser vivo a alcanzar la realización total de su potencial. La
otra parte fundamental del planteamiento ecosóphico, es que no debemos actuar
sin saber cuál será el efecto de nuestra acción. - Piensa
como una montaña -; refería.
Al reflexionar sobre las fronteras, tampoco
pude eludir el apasionado pensamiento de Edward Abbey, escritor estadounidense; - Mi lealtad no será limitada por fronteras nacionales, o limitada por la
historia de una nación, o limitada a la dimensión espiritual de una sola lengua
o cultura. Yo comprometo mi lealtad a la maldita raza humana y mi amor eterno a
las verdes columnas de la Tierra, y mis insinuaciones de gloria cantando a las
estrellas hasta el fin del espacio y el tiempo. -
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