ÚLTIMA MIRADA
Los años y las vivencias compartidas entre dos personas, suscitan un idioma común, propio e íntimo, que solo ellas conocen. Cuanto mayores son éstas vivencias, más rico es el lenguaje, más ricos son los diálogo... y las palabras ya no importan, pues con una mirada basta para el alcance. Hay crecimiento común y se da un interior cotidiano.

La vista con los años se acorta, pero la mirada se hace más larga, y es entonces, y solo entonces, cuando se ha de ver un mar en calma, en donde no existe horizonte, pues todo es azul.

Sus almas son de barro, y mi única intención ha sido cruzar sus miradas; de eso trata esta obra, de un dialogo intimo a pretérito, en el que el resto solo somos espectadores, y en donde la materia potencia lo intangible. Las cosas que observamos no dejan de ser proyecciones propias de lo oculto; la realidad es intrínseca, y para poder conformarnos hemos de permitirle surgir. Un ser proyecta sobre otro su alma, reconociendo las propias carencias, intuyendo su complemento y su orden. La vida ha de ser experimentada y por tanto también el amor; en ello radica la evolución. No se trata de exhibir los más bellos sueños sobre la vacuidad ajena, sobre la otra persona, para así cualificarla, modelarla, convirtiéndola en la escultura deseada... ¡Sí, el camino está lleno de errores!

El amor es único, no existe un amor para cada circunstancias. Sí un amor que florece en distintos contextos. Programar pautas de comportamiento amoroso según el caso, marcando metas, confunde, pues así, la mente nos regirá, lo hará la razón, lo hará el cerebro... Pero el amor se siente, no se piensa, ya que el pensamiento no puede contener al corazón; la mente deja de ser vital; por eso asusta tanto. Cada cultura muestra unas pautas propias y exclusivas, porque son pensadas, pero el sentimiento es común y universal como el amor… el amor da sentido a la vida; mira la paz interior que regala y estará a tu lado.

Quien no está dispuesto a morir en cada momento, no es capaz de amar en plenitud. Entonces se percibe la verdadera belleza, no se dan las veladuras. Y se comprende que lo imaginado, por muy atractivo que parezca no alcanzará la divinidad de lo real. Para ello es necesaria la entrega y también la aceptación de lo recibido.

ULIMA MIRADA - gres policromado

manuel luna

Comentarios

Entradas populares de este blog