NO SABEMOS VIVIR CON LO NECESARIO
Terracota policromada, 50x20 cm.
A veces, me pregunto
sobre las cosas que me rodean, hasta sobre las que parecen que siempre han
estado ahí y me resultan cotidianas. Las conclusiones que obtengo me sorprenden
y me sitúan. Miro mi casa, mi cama, la comida del día, los
electrodomésticos, el vehículo que me lleva, la ropa que uso, ... Parecería que
siempre han existido, pero no es así. Cuando era un niño, en la casa donde
vivía con mi familia, no disponíamos de agua corriente tal y como la conocemos
hoy. Al final de un largo corredor se encontraba un grifo del cual salía un
hilo finísimo del vital fluido y mediante cubos, cuyo llenado se eternizaba, se
iba reponiendo el contenido de una gran tinaja, de donde bebíamos mediante
un pequeño jarro. Este agua se pasaba, según los días que hubieran
transcurrido desde su recogida, a otras tinajas que iban dedicadas a diversos
usos, como lavarse, la limpieza de los suelos y regar las macetas. El agua de desecho,
una vez usada, se agrupaba en un recipiente para la limpieza del retrete.
Cuando hablo con mi niña
de seis años, le muestro el grifo del lavabo, se lo abro, sale un buen chorro,
y de ninguna manera entiende que no pueda estar ahí. Su necesidad está
cubierta, su problema es otro, nuestro problema es otro. Igualmente ocurre así,
con la necesidad de protección que nos brinda nuestra casa, con la de descanso
que satisfacen nuestras confortables camas y lo mismo con un larguísimo etcétera.
Observo, que no miramos
las necesidades satisfechas, solamente las que vamos originando a medida que
atendemos las más básicas. Según Abraham
Maslow, en su obra Una teoría
sobre la motivación humana, las necesidades están jerarquizadas y una
vez que las básicas quedan resueltas generamos otras de carácter más elevado,
cosa que deja patente en su famosa pirámide. Nuestro entorno continuamente nos
suscita nuevos deseos, e intenta en lo posible mostrarlos como vitales, para
posteriormente vendernos una solución a la medida. Así parece que funcionamos hoy
en día. ¿Pero, hasta qué límite llega la cosa? No pongo en duda la veracidad de
la pirámide de Maslow pero,
según observo, creo que su vértice más alto es demasiado altruista en
comparación con lo que nos muestra el mundo real. Actualmente, estamos
bombardeados de publicidad por los medios de comunicación, la cual nos plantea
de distintas maneras que necesitamos algo, que ese algo es vital para nosotros,
y posteriormente nos ofertan la solución del problema mediante una determinada compra.
El consumismo está formando parte directa de nuestras vidas, abarca todos los
ámbitos del mundo que nos rodea, influyendo y dirigiendo nuestras necesidades y
deseos, mostrándolos en distintas formas y por distintos sistemas, creando prioridades
inexistentes y sin sentido, para posteriormente ofrecernos la salvación
estrella.
Cuando observo mi cama,
pienso que en ella duermo y descanso, e imagino cómo sería el hecho de no
tenerla. Simplemente lo hago para situarme, al igual que pienso en el origen de
todo lo que me rodea, para no perder de vista el camino recorrido, sin dejar
por ello, de mirar hacia delante, ni de generar carencias nuevas con sentido.
En definitiva intento aprender a vivir con lo necesario, teniendo en cuenta que,
poco a poco la sociedad evoluciona, pero tratando de dirigir conscientemente la
necesidad hacia un fin adecuado y autocontrolado.
-
Cuida los lujos, y las necesidades se cuidarán por sí solas. - Dorothy Parker
Comentarios
Publicar un comentario