UNA
TABLA DE NAUFRAGO
UNA TABLA DE NAUFRAGO. Terracota policromada y restos de naufragio.
¿A
dónde voy?, no lo sé, pues la vida me lleva, pero me esfuerzo día a día por
conocer mi meta.
He
dejado atrás mucho, aunque lo más bello vive en mis recuerdos, y en la oscuridad
de la noche, las estrellas son buenas compañeras del sueño.
Mi
vida me llena, pues jamás renuncié a un reto. El final nunca fue el esperado,
pero el camino sin duda modeló mi corazón. Creo que erré muchas veces, sin
embargo con el tiempo encontré belleza en la confusión.
Considero
el destino como incierto, pero ciertamente encuentro un lucero que alumbra mis
pasos.
Hay
más días en los que la paz me habita, no obstante también tengo mis tormentas,
tras las cuales busco el rojo, el naranja, el amarillo, el verde, el cian, el azul
y el violeta.
Me
siento cómodo habitando mi interior, pues procuré amueblarlo adecuadamente, aún
así mi necesidad hacia vosotros nunca dejo de ser vital.
Me
he vendido en numerosas ocasiones, aunque he intentado jugar fielmente con las
personas y el arte, y a cambio he conseguido dialogar con la vida y aprender
algo.
Las
mujeres perfumaron mis sueños y con su amor sofocaron mi soledad; me considero
afortunado por ello. A veces me pregunto si las supe, y las sé, amar
adecuadamente.
La
pasión la encontré de manera natural, buscando y
poseyendo el atractivo de lo pretendido, fundiéndome con él hasta llegar al
hartazgo.
Mi mayor fracaso esquivó, sin duda, la sinceridad, y mi mayor
logro me lo entregó la mano de mi hija.
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