EL QUIJOTE 1/2. Bolígrafo sobre papeles de colores 30x30 cm.

LA SELECCIÓN NATURAL Y EL IMPERIALISMO

Edwar Said, planteaba la creencia de que todo imperio se ve a sí mismo y se muestra al mundo como distinto a otros. Existieron imperios en el pasado y existen en la actualidad y en todo caso, dejan marca de su influencia social, cultural, económica..., según sus convicciones, alterando y desequilibrando en mayor o menor medida la realidad que atraviesan. Esta influencia arrasadora es mostrada como positiva y necesaria por sus promotores, mientras que los que la sufren, pueden aceptarla como nueva existencia reparadora o navegar contra corriente, con el riesgo entonces de quedar aislados y, en el peor de los casos, ser destruidos.

La selección natural es la base de todo el cambio evolutivo. El imperialismo es posible entenderlo como un proceso a través del cual, los organismos más fuertes, y de ninguna manera los mejor adaptados, desplazan a los más débiles, mediante la imposición de cambios durante años. Cuando esto funciona sobre un número alto de generaciones, da lugar a la formación de nuevos modelos sociales. No debemos, de ninguna de las maneras, cargar de moralidad la acción imperialista para poder así justificarla, y mucho menos si esta acción es bélica. Yo, por mi parte, deseo una evolución elegida y dirigida, no desbocada e impuesta; ya que por algo hemos de caracterizarnos.

Nuestra realidad está cargada de influencias imperialistas que se van acentuado día a día. Basta mirar alrededor y encontraremos modelos económicos que resultan tener cierta eficacia, pero también multitud de deficiencias, modelos religiosos igualmente agraciados, influencias culturales contagiosas, comportamientos sociales contaminantes, medios de comunicación alienados..., cuyas raíces señalan directamente y sin titubeo a un claro origen dominador y que llena de condicionantes nuestras vidas, poniendo a prueba la correspondiente respuesta.

Unos imperios han resultado ser más eficientes que otros, si valoramos la influencia ejercida sobre las poblaciones afectadas. Esto podría entenderse como una mejor adaptación al medio y a sus necesidades, aunque puede que la idea no sea lo suficientemente acertada. Para Jhon Dewey,  se define la política como "la sombra que las multinacionales arrojan sobre la sociedad". Haciendo clara referencia al modelo económico capitalista.


Como bien planteaba Noam Chomsky, debe utilizarse el mismo rasero para medir a los distintos imperios, mediante un único principio ético, que sin duda, enmarca al ser humano. Los estados no son agentes morales; la gente sí. Posiblemente menos fuertes, pero seguro que mejor adaptadas, ya que la sabiduría impregna sus genes. Los seres humanos y su acción,  deben ser el condicionante principal de la evolución, controlando y reconduciendo conscientemente su actuación hacía terrenos acordes a su esencia.

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